Mi primer gran desafío como futura mamá Me enteré de mi embarazo a los 22 años, y aunque no fue planificado, algo dentro de mí ya lo sabía. Mi pareja y yo estábamos dando los primeros pasos en la convivencia, y la noticia nos tomó por sorpresa. A pesar de todo, lo recibimos con emoción y expectativas.Sin embargo, debo confesar que mi salud mental no estaba en su mejor momento. Había enfrentado episodios difíciles desde mi adolescencia, y aunque había trabajado en ellos con ayuda profesional, la maternidad trajo nuevos retos. Algo en mí cambió: entendí que, por el bienestar de mi bebé y mío, debía cuidar mi salud mental.Al recibir la noticia, una mezcla de emociones me invadió: miedo, incertidumbre, ansiedad y emoción. Todo esto influyó en mi día a día y en mi relación de pareja. Muchas cosas que creí haber superado, como problemas de autoestima y alimentación, reaparecieron con fuerza.Recuerdo que durante los primeros cinco meses del embarazo, tuve náuseas intensas que me impedían retener alimentos o agua. Este problema físico reavivó inseguridades de mi juventud y me puso a prueba emocionalmente. El apoyo de mi pareja fue clave. José me recordó constantemente los logros que había alcanzado, lo que me ayudó a mantenerme enfocada en el futuro y a superar los días más difíciles. El llamado a cuidar mi salud mental  Mi principal motivación para trabajar en mí misma fue mi hija. Quería que Morgana llegara al mundo con una mamá que pudiera ofrecerle lo mejor: estabilidad emocional, amor y seguridad. Diversos estudios respaldan la importancia de la salud mental durante el embarazo, ya que el estrés y la ansiedad pueden afectar el desarrollo del bebé. https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/depresion-perinatal Acciones concretas que me ayudaron El embarazo no es solo un cambio físico; es una transformación emocional. Cuidar nuestra mente es igual de importante que cuidar nuestro cuerpo. Algunos consejos prácticos que quiero compartir: Enfrentar los desafíos emocionales del embarazo puede ser una experiencia transformadora. A medida que trabajamos en nuestra salud mental, fortalecemos no solo nuestra conexión con el bebé, sino también nuestra relación con nosotras mismas y nuestra pareja. Si estás pasando por algo similar, me encantaría que compartieras tu experiencia en los comentarios. ¡Hablemos y apoyémonos entre mamás!